ESTACIÓN INTERNACIONAL DE CANFRANC
La inauguración de la Estación Internacional de Canfranc supuso en 1928 un punto de inflexión en la vida de los habitantes de esta pequeña localidad oscense. Paso fronterizo y escondite de contrabandistas a lo largo de la historia, su enclave privilegiado entre montañas en el valle del Aragón, la convirtió en la candidata perfecta para ser llave de paso a Europa a través del futuro túnel del Somport, que se abriría camino a través de 7 kilómetros y llegaría a la localidad Gala de Urdos.
Tuvieron que pasar casi 20 años desde que se comenzó a esbozar esta idea hasta su inauguración, el 18 de julio de 1928, y que contó con la presencia del rey Alfonso XIII por parte española y del presidente Gaston Doumergue por parte de la república francesa. Para esta obra no sólo hubo que hacer una construcción de carácter faraónico dadas las dimensiones del edificio, sino que además hubo que transformar el entorno, desviando el cauce del río Aragón y plantando hasta siete millones de árboles que pudieran contener los aludes en caso de que sea necesario.
Estación Internacional de Canfranc al atardecer
La estación, ubicada en el valle de los Arañones, a 3 kilómetros del casco urbano histórico de Canfranc y por lo tanto de nuestro apartamento, vio crecer a su alrededor un segundo núcleo que acogió a todos los trabajadores y viajeros del flamante canfranero. Además tras el devastador incendio ocurrido en Canfranc pueblo en 1944, muchos vecinos fueron acogidos en instalados allí y ya no volvieron a sus hogares destruidos por el fuego. A día de hoy la zona de los Arañones reúne la mayor parte de los servicios de la localidad.
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Canfranc está situado en el corazón del Pirineo, en la cabecera del impresionante Valle del Aragón, que da nombre a la comunidad. Escarpadas montañas, paseos entre bosques, paredes para escalar, dos pistas de esquí magníficas y todo lo que puede darte la montaña lo tienes aquí.
Historia de la Estación de Canfranc
El edificio, que a todos los efectos se convirtió en la frontera física entre Francia y España, posee una longitud de 240 metros con 75 puertas en cada uno de sus frontales. En su arquitectura, marcada por el estilo industrial de la época, abundan los materiales como el cristal, el hormigón armado y el hierro. Se divide en cinco espacios, presididos por una gran cúpula en el central, el cual albergaba el gran vestíbulo, digno de las más importantes estaciones de la época.
Dado su carácter fronterizo, todas sus instalaciones, tales como taquillas, puntos de información o servicios aduaneros se encontraban duplicadas para cubrir las necesidades de los dos países. Además, contaba con un hotel internacional y una serie de viviendas para los trabajadores y sus familias.
Estación de Canfranc iluminada de noche
La historia de la bella estación adquiere un matiz de leyenda cuando nos trasladamos a la II Guerra Mundial. Puerta de salida de la Europa nazi, se convirtió en el escondite perfecto para miles de exiliados que buscaban libertad al otro lado del océano. Pero también puerta de entrada, entrada al oro que los nazis usurparon a sus prisioneros y que servían de pago al wolframio que enviaba España. Historias, cuentos y leyendas que los canfranqueses más mayores escucharon a sus padres y abuelos y que sitúan a la pequeña localidad como uno de los puntos más importantes de la red de espionaje que hizo posible el Desembarco de Normandía.
Fueron 30 años de movimiento, tráfico, trenes y miles de historias, las de todos los viajeros que se encontraban con el majestuoso edificio en un rincón del Pirineo. Pero un fatídico 27 de marzo de 1970, hace ya 50 años, un tren de mercancías descarriló y derrumbó el puente de L’Estanguet, en el lado francés, el cual nunca se reparó, cortando de este modo tan drástico el tráfico ferroviario entre España y Francia por el Valle del Aragón.
Reapertura del túnel de Canfranc
Todo el tiempo que ha pasado desde el desafortunado descarrilamiento del tren en el puente de L’Estanguet no ha pasado en vano para la estación de Canfranc. El progresivo deterioro causado por un incomprensible abandono para tal edificio, gran foco turístico de los Pirineos, dejó el edificio prácticamente en ruinas.
Pero con el paso del tiempo y fruto de la presión de los canfranqueses primero y las instituciones aragonesas y aquitanas después, se han puesto sobre la mesa varios proyectos de restauración del paso fronterizo.
Vestíbulo de la estación de Canfranc
El primer acto de reivindicación para la apertura se dio en 1975, cuando se organizó un «tren memorial». Desde entonces pequeños pasos han dado forma al gran sueño. En 2001 el gobierno español alcanzó un acuerdo con su homónimo francés, pero un cambio de gobierno en el país vecino en 2003 acabó, momentáneamente, con ese gran sueño del Valle del Aragón: la reapertura del túnel de Canfranc.
Tiempo más tarde, en 2017, fruto de la unión de nuevo de ambos gobiernos, se consiguió una subvención de fondos europeos de 14,7 millones de Euros, que se emplearía en la preparación de estudios que se utilizarán para reabrir la línea internacional. Dos años más tarde, en 2019, se autorizó otra ayuda europea por valor de 2,8 millones de Euros que servirán para desarrollar diversos estudios en cuanto a la operatividad del túnel entre España y Francia y que permiten llevar a cabo las obras que actualmente se están realizando en Canfranc Estación, que hace unas semanas volvió a vestirse de gala para una nueva inauguración, la de la nueva playa de vías y la estación de viajeros.
Pero el proyecto guarda todavía muchas otras sorpresas…
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Un hotel en la Estación de Canfranc
Uno de los proyectos de restauración del paso fronterizo y que más ilusión ha despertado en los Pirineos es la ya iniciada rehabilitación del edificio como hotel de lujo. Será gestionado por Barceló a través de su marca de lujo Royal Hideaway Luxury Hotels & Resorts. Dispondrá de más de 100 habitaciones en un hotel de primer nivel, que mantendrá intacta la fachada del edificio (está catalogado como Bien de Interés Cultural desde 2002) y la mayoría de sus elementos más destacados del interior, como su imponente vestíbulo que albergará la recepción. También habrá espacios de restauración y para convenciones. La puesta en marcha, si no hay retrasos en la ejecución de la remodelación, está prevista que se lleve a cabo a lo largo del invierno de 2022.
Otro de los proyectos de dinamización de la zona es la instauración de un Centro de Visitantes, dado que el Camino de Santiago, en su vertiente aragonesa, pasa por la estación y el Valle del Aragón. También está en construcción una nueva estación de pasajeros en la parte trasera de la actual, todo ello con la mira puesta en la futura línea transpirenaica y que dotará de modernidad y accesibilidad a la estación canfranquesa.
Visitas guiadas a la Estación
Las visitas guiadas a la estación de Canfranc son una forma maravillosa de empaparse de lo que ha significado y significa este edificio tan querido en Canfranc y todo Aragón.
Las visitas se realizan a través de la oficina de Turismo de Canfranc de miércoles a domingo, siempre previa reserva en el número de teléfono 974 373 141. Las entradas cuestan 4 € para adultos, 1,50€ para niños de entre 6 y 10 años y gratuita para los menores de 6 años. Éstas tienen una duración aproximada de 1h 15′ y se realizan en su mayoría en español, aunque también hay visitas en francés una vez por semana. Actualmente la visita se realiza por los exteriores debido al comienzo de las obras de acondicionamiento en el interior de la estación, pero está previsto que sea de manera temporal.
Antiguo andén de la estación
Además, en fechas señaladas, se realizan visitas teatralizadas y desde 2013 se recrea la inauguración de la Estación Internacional coincidiendo con las fiestas grandes de la localidad. Canfranqueses y canfranquesas se visten y caracterizan con atuendos de los años 20 y asisten al discurso del rey Alfonso XIII. El edificio, catalogado como Bien de Interés Cultural, espera paciente la vuelta a su esplendor de antaño.
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